Si un niño de 10 años dice que se cree un hombre de 40, ni la ley ni la sociedad lo tomaría como tal. Pero si un hombre dice que es mujer, el mundo corrupto corre a aplaudirlo. ¿Ve usted el problema?

Estándares pecaminosos

Así como una persona que afirma tener treinta años más no hará que su edad real cambie, un hombre no puede creerse una mujer y pretender que nadie diga nada al respecto. Esa agenda es la que se está impulsando en nuestra sociedad hoy, como se evidencia en la vida cotidiana de nuestros países. Muestra de ello, por ejemplo, es la polémica desatada en el reinado Miss Universo por el candidato español (sí, candidato) participante en el concurso, quien asegura que es mujer. Estas declaraciones, que se repiten en todo el mundo, son completamente insostenibles ante la Palabra de Dios, pues su base es el pecado rampante que defiende una disonancia entre lo que se cree ser y lo que en verdad se es.

La raíz de todo, nos indica la Escritura, es la pecaminosidad del hombre y los estándares humanos que resultan de ello. El inconverso no puede pensar rectamente[1] pues está muerto en sus delitos y pecados[2], y vive una vida impía que, de no arrepentirse e ir a los pies de Cristo, lo llevará directo al infierno [3]. El rasero con el que la sociedad mide estas aberraciones, claramente, no es la norma de fe y conducta del creyente (la Biblia), sino sus propias imaginaciones y pareceres. No obstante, su falsa tolerancia no los va a eximir de su responsabilidad cuando tengan que rendir cuentas delante del Señor, sino todo lo contrario: precisamente por no tener en cuenta la voluntad revelada de Dios, Su carácter santo y haber despreciado a Su Hijo el veredicto será de condenación.

El avance de la agenda

El pecado de la homosexualidad y sus ramificaciones van mucho más allá de este tipo de manifestaciones: abarcan una serie de acciones que buscan normalizar conductas biológica y moralmente erróneas. En muchos colegios alrededor del globo se reparten las mal llamadas cartillas de educación sexual, cuando el Estado no debería tener potestad para decidir qué es bueno o qué es malo para nuestros hijos: eso ya lo ha dicho Dios. En las universidades se abren espacios para una supuesta diversidad sexual, donde más bien se busca que los estudiantes lo tomen como cualquier otra cosa (inclusive, muchos equiparan la homosexualidad con el color de piel). En los lugares de trabajo y los hogares se abren los brazos a estos comportamientos antinaturales que ofenden a Dios y acarrean juicio eterno.

¿Qué pasará cuando uno de estos hombres que se creen mujeres se enferme por algo que solo le pueda afectar a un hombre? ¿Dirá que no lo traten porque es mujer? No lo creo. Por mucho que se vista como mujer, se ponga prótesis, pase por un quirófano para aumentar o disminuir medidas, por muchos implantes de cabello que se haga, seguirá siendo hombre (o viceversa). ¿Por qué? Porque Dios lo creó hombre[4]. No, el homosexual no nace homosexual. Si esto fuese así, ninguno habría podido dejar de serlo, lo cual contradice la abundante evidencia empírica que los pro-homosexuales se niegan a aceptar.

Permítame señalarle algo: Dios está airado con el impío todos los días de su vida[5], y esto incluye tanto a los que son homosexuales y practican todas estas desviaciones, como a los que los apoyan. El Señor no se complace en esto.

El avance de la agenda homosexual pretende desestimar la realidad de que es su pecado la que los mueve a estimular a otros para que crean sus mentiras. Entre otras cosas, dos personas del mismo sexo no podrán procrear jamás (esto solo sucede entre un hombre y una mujer, por mucho que no les guste), seguirán aumentando las cifras de enfermedades de transmisión sexual a causa de la promiscuidad… y la transgresión a la ley de Dios seguirá siendo la regla.

Como cristianos levantamos la bandera de la Cruz y nos negamos a promover sus pensamientos torcidos, predicando el Evangelio a quienes afirman tales cosas. Si usted es uno de ellos (o los apoya), piense en lo que acaba de leer. Hoy puede arrepentirse y someterse al señorío de Cristo para el perdón de sus pecados.

Sin importar el falso convencimiento de los grupos homosexuales, su negación de las verdades bíblicas o del Dios verdadero, la iglesia de Cristo continuará exaltando al Redentor como el único camino al Padre, y declarando que los otros caminos son camino de muerte[6]. Para Dios, el debate sobre la homosexualidad y los pecados relacionados con ella nunca ha estado abierto, nunca ha existido. Él tiene la razón al margen de lo que piense el hombre. Y tú, ¿de qué lado estás?

 

[1] 1 Corintios 2:14

[2] Efesios 2:1; Romanos 5:12

[3] 1 Corintios 6:9-10

[4] Génesis 1:27

[5] Salmos 7:11

[6] Proverbios 14:12