En los últimos años, han ganado popularidad el vision board y la manifestación. Son populares entre quienes buscan alcanzar metas personales y profesionales. Las redes sociales, los libros de autoayuda y las charlas motivacionales han promovido estas prácticas. Las presentan como herramientas para atraer lo que deseamos en la vida. Pero, ¿qué dice la Biblia sobre estas prácticas? ¿Son compatibles con la fe cristiana o representan un desvío peligroso?
¿Qué son el Vision Board y la Manifestación?
Un vision board es un collage de imágenes y frases. Representa metas o sueños personales. La práctica dice que, al visualizar lo que deseamos, podemos atraerlo a nuestra vida. Esto se complementa con la manifestación. Esta consiste en declarar nuestras intenciones o deseos como si ya fueran una realidad. Se confía en que el «universo» responderá.
Estas prácticas suelen basarse en la Ley de Atracción, una filosofía del New Age. Esta dice que los pensamientos y energías positivos pueden cambiar nuestra realidad. Aunque a primera vista parecen inofensivas, hay profundas implicaciones espirituales que los cristianos deben considerar.
¿Qué Dice la Biblia?
La Palabra de Dios nos proporciona una cosmovisión muy diferente, basada en Su soberanía, Su carácter y Su revelación. Al examinar las prácticas del vision board y la manifestación, surgen varios puntos clave desde una perspectiva bíblica.
1. La Soberanía de Dios vs. el Poder del Hombre
La Biblia enseña que Dios es quien gobierna todas las cosas: “Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place” (Salmo 115:3). En contraste, el vision board y la manifestación ponen al ser humano en el control. Sugieren que podemos atraer y moldear nuestra realidad con pensamientos o declaraciones.
Este enfoque contradice la dependencia que la Escritura nos llama a tener en Dios: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5). Los cristianos son llamados a buscar la voluntad de Dios en lugar de imponer sus propios deseos.
2. La Idolatría del “Universo”
La manifestación a menudo atribuye cualidades divinas al «universo». Se cree que tiene el poder de responder a nuestras intenciones. Sin embargo, la Biblia es clara en que solo hay un Dios verdadero, el Creador del universo: “Porque por Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles” (Colosenses 1:16).
Confiar en el universo, en energías o en cualquier otra cosa que no sea Dios es idolatría. “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3).
3. El Ego como Centro del Propósito
Las prácticas como el vision board y la manifestación suelen estar centradas en el «yo»: mis deseos, mis metas, mis sueños. Este enfoque es contrario al llamado de Cristo de negarnos a nosotros mismos: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Lucas 9:23).
La vida cristiana no consiste en perseguir nuestros deseos. Debemos glorificar a Dios y buscar Su reino. «Buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33).
4. La Ilusión de un Control Absoluto
La manifestación da la falsa idea de que podemos controlar todo. Solo hay que visualizar y declarar lo suficiente. Sin embargo, Santiago nos advierte contra esta mentalidad: “No sabéis cómo será vuestra vida mañana. Solo sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:14).
En lugar de presumir control, somos llamados a decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:15).
El Verdadero Camino Bíblico
La Biblia no nos llama a «manifestar» nuestros deseos. Nos llama a orar con humildad y confianza, sometiéndonos a la voluntad de Dios. «Por nada estéis afanosos, sino que en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios» (Filipenses 4:6).
En lugar de crear un vision board, los cristianos están llamados a buscar dirección en la Palabra de Dios, que nos guía a metas que glorifican Su nombre. El Salmo 119:105 nos recuerda: “Lámpara es a mis pies tu palabra y luz para mi camino”.
Conclusión: No, Pero…
El cristianismo no nos llama a ignorar la planificación o a dejar de soñar y aspirar. Por el contrario, debemos planificar y trabajar, confiando en la soberanía de Dios. “Encomienda al Señor tus obras, y tus propósitos se afianzarán” (Proverbios 16:3). No es pecado tener metas. Pero, deben presentarse a Dios, someterse a Su voluntad, y tener un corazón dispuesto a que Él haga Su obra.
Por lo tanto, en lugar de usar un vision board o manifestar, confiemos en el Dios soberano que tiene planes perfectos para nuestras vidas. Como dice el Salmo 37:5: “Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, y Él actuará”. Esta es la confianza que sostiene al creyente: no nuestras declaraciones ni visualizaciones, sino la fidelidad de Dios.
¡Que nuestros planes siempre sean puestos en Sus manos, y que busquemos glorificar Su nombre en todo lo que hagamos! Soli Deo Gloria.