Esclavos de Cristo es lo que somos. Son muchas las veces en el nuevo testamento que se menciona la palabra “siervo” en diversos contextos, δοῦλος (doulos), pero la traducción correcta es “esclavo”: Mateo 8:9; Marcos 10:44; Juan 8:34; 15:15; Romanos 6:20; 1Corintios 7:21;Gálatas 3:28; Efesios 6:5; 1 Timoteo 6:1, Filemón 16.

Jesús enseña:

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24)

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará” (Lucas 9:24).

“algo realmente radical es lo que hizo Dios al enviar a Su Hijo a morir por pecadores”

Si fuéramos trabajadores comunes, sólo debemos servir por un pago. Pero Cristo dice que renunciemos a nuestras vidas. Aunque parece algo radical, recordemos que algo realmente radical es lo que hizo Dios al enviar a Su Hijo a morir por pecadores.

Dios nos manda a negarnos a nuestros placeres, deseos, sueños y estar dispuesto a morir por que Él vale más que todo eso (Mateo 13:44).

Esto contradice el evangelio humanista que se enseña en tantos lugares, donde se promete a un dios que quiere mejorar tu vida ahora. “Descubre el campeón que hay en ti”. Este dios te quiere próspero y rico, y llenarte de regalos como el mismo diablo que prometió abundantes obsequios a Jesucristo si postrado lo adoraba.

Cuando venimos a Cristo debemos estar dispuestos a morir a nosotros todos los días. Si no es así, no hemos tomado el nombre de Cristo ni La Palabra de Dios en serio.

Cuando Cristo nos salva e inunda nuestras vidas con Su amor, es el más grande gozo servir y vivir para Su Gloria. Jesucristo es el mejor amo que podríamos tener. El más amoroso y misericordioso Señor y lleno de gracia.

¿Qué respondes a alguien que cree que esto contradice pasajes como Juan 15:15, en donde Jesús dice a sus discípulos que no los llamará siervos, sino amigos?

Llamarnos esclavos de Cristo no contradice lo que dice Juan 15:15. Los discípulos eran amigos de Cristo, pero ellos de igual forma se siguieron llamando a sí mismos esclavos.

Incluso el hermano de Jesús se presenta con humildad como: “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo” (Santiago 1:1), reconociendo totalmente el Señorío de nuestro salvador.

Podemos entender esto más aún cuando comparamos la esclavitud con la libertad que tenemos en Cristo y leemos pasajes como 1 Corintios 7:22:

“Porque el que fue llamado por el Señor siendo esclavo, liberto es del Señor; de la misma manera, el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo”.