«La mujer de Proverbios 31 jamás se casará con el hombre de Proverbios 7. Hombres, recuerden eso antes de caminar de buena gana hacia el pecado».
— Griffin Gulledge

Proverbios 7

1Hijo mío, guarda mis razones,
Y atesora contigo mis mandamientos.
2Guarda mis mandamientos y vivirás,
Y mi ley como las niñas de tus ojos.
3Lígalos a tus dedos;
Escríbelos en la tabla de tu corazón.
4Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,
Y a la inteligencia llama parienta;
5Para que te guarden de la mujer ajena,
Y de la extraña que ablanda sus palabras.
6Porque mirando yo por la ventana de mi casa,
Por mi celosía,
7Vi entre los simples,
Consideré entre los jóvenes,
A un joven falto de entendimiento,
8El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,
E iba camino a la casa de ella,
9A la tarde del día, cuando ya oscurecía,
En la oscuridad y tinieblas de la noche.
10Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,
Con atavío de ramera y astuta de corazón.
11Alborotadora y rencillosa,
Sus pies no pueden estar en casa;
12Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,
Acechando por todas las esquinas.
13Se asió de él, y le besó.
Con semblante descarado le dijo:
14Sacrificios de paz había prometido,
Hoy he pagado mis votos;
15Por tanto, he salido a encontrarte,
Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
16He adornado mi cama con colchas
Recamadas con cordoncillo de Egipto;
17He perfumado mi cámara
Con mirra, áloes y canela.
18Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.
19Porque el marido no está en casa;
Se ha ido a un largo viaje.
20La bolsa de dinero llevó en su mano;
El día señalado volverá a su casa.
21Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,
Le obligó con la zalamería de sus labios.
22Al punto se marchó tras ella,
Como va el buey al degolladero,
Y como el necio a las prisiones para ser castigado;
23Como el ave que se apresura a la red,
Y no sabe que es contra su vida,
Hasta que la saeta traspasa su corazón.
24Ahora pues, hijos, oídme,
Y estad atentos a las razones de mi boca.
25No se aparte tu corazón a sus caminos;
No yerres en sus veredas.
26Porque a muchos ha hecho caer heridos,
Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
27Camino al Seol es su casa,
Que conduce a las cámaras de la muerte.

Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Pr 7.1–27). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Proverbios 31

1 Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.

2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre?
¿Y qué, hijo de mis deseos?
3 No des a las mujeres tu fuerza,
Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.
4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino,
Ni de los príncipes la sidra;
5 No sea que bebiendo olviden la ley,
Y perviertan el derecho de todos los afligidos.
6 Dad la sidra al desfallecido,
Y el vino a los de amargado ánimo.
7 Beban, y olvídense de su necesidad,
Y de su miseria no se acuerden más.
8 Abre tu boca por el mudo
En el juicio de todos los desvalidos.
9 Abre tu boca, juzga con justicia,
Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

Elogio de la mujer virtuosa

10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
11 El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
12 Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida.
13 Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
14 Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
15 Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
16 Considera la heredad, y la compra,
Y planta viña del fruto de sus manos.
17 Ciñe de fuerza sus lomos,
Y esfuerza sus brazos.
18 Ve que van bien sus negocios;
Su lámpara no se apaga de noche.
19 Aplica su mano al huso,
Y sus manos a la rueca.
20 Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.
21 No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
22 Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.
23 Su marido es conocido en las puertas,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
24 Hace telas, y vende,
Y da cintas al mercader.
25 Fuerza y honor son su vestidura;
Y se ríe de lo por venir.
26 Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
27 Considera los caminos de su casa,
Y no come el pan de balde.
28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
29 Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas.
30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.
31 Dadle del fruto de sus manos,
Y alábenla en las puertas sus hechos.

Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Pr 31.1–31). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.