Gozo en la Tribulación — Martyn Lloyd-Jones
Como hemos visto, todas estas Bienaventuranzas tomadas en conjunto tienen como propósito presentar un retrato del cristiano. Presentan un retrato compuesto de varias partes, de modo que cada una de ellas muestra un aspecto del cristiano. Es difícil describir al cristiano, y es evidente que la mejor manera de hacerlo es describir las distintas cualidades que manifiesta. En esta ampliación de la última Bienaventuranza nuestro Señor sigue arrojando mucha luz sobre el carácter del cristiano. Como hemos dicho repetidas veces, hay dos formas distintas de considerarlo. Se lo puede considerar tal como es, en sí mismo, y también por la forma como reacciona a lo que le sucede. Siempre se pueden hacer ciertas afirmaciones en cuanto al cristiano. Pero comprende uno mucho más cómo es cuando uno lo observa en su relación y conducta con los demás. Los dos versículos que vamos a estudiar ahora pertenecen a esta segunda clase, porque vemos al cristiano en sus reacciones ante la persecución. Hay tres principios en cuanto al cristiano que se infieren con claridad de cuanto el Señor nos dice aquí. Son bastante obvios; pero con todo creo que todos nosotros debemos confesarnos culpables de olvidarlos.