¿Pecando para que la gracia abunde?
No quiero que el título de este artículo te espante, solo anhelo tu atención al momento de leerlo.
No quiero que el título de este artículo te espante, solo anhelo tu atención al momento de leerlo.
Lo que antes parecía hermoso y codiciable se manifestará feo y repugnante.
El libro “We cannot be silent” aún no está traducido al español, pero, dado la importancia del tema voy a parafrasear o traducir parcialmente algunos textos importantes.
Extracto del Sermón: La importancia de conocer nuestro pecado Abril 01, 2001 | Romanos 7:7–12 Pablo comienza en la mitad del versículo 7 respondiendo: No, la Ley no es pecado, “Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley; porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la ley no hubiera dicho: No codiciaras”. La primera verdad que veo en esta defensa de la Ley es que debemos conocer el pecado. Es importante que conozcamos nuestro pecado. Es bueno conocer nuestro pecado. Pablo lo supone, ¿verdad? Para defender su declaración de que la Ley no es pecado, que – es santa, justa, buena – dice: «no es pecado, porque sin ella, yo no conocería el pecado». Ahora si no fuera bueno, correcto, útil e importante que conociéramos nuestro pecado, este no fuera un buen argumento. Simplemente diríamos «“¡A quién le importa si conocemos nuestro pecado!”». Bueno, a Pablo le importa. A Dios le importa. Y a mí me importa que sea importante para usted. ¡Oh cuántos peligros corremos al no conocer nuestro pecado! Vendrá pesar sobre nosotros mismos si nunca llegamos a sentir la tristeza de conocer nuestro pecado.
El orgullo puede definirse como «autoestima desproporcionada e irracional, acompañada de un trato insolente y rudo hacia los demás». Es un intento de aparecer mejor de lo que realmente somos, con «ansiedad por ganar aplausos, y con amargura e ira cuando no se nos toma en cuenta». «El orgullo es la alta opinión que de sí misma tiene un alma pobre, pequeña y mezquina» (MSt).
Dios nos ha dejado muchas herramientas en Su palabra para que podamos vivir de forma victoriosa en esta lucha diaria contra la tentación. En tentación…