Por una senda marcada — Sesión 3: Predicando para Transformar — pr. Sugel Michelén
Uno de los elementos más misteriosos de la predicación es la obra del Espíritu Santo en el acto de predicar. hay ocaciones en que las predicadores experimentan una libertad inusual en el pulpito, las ideas brotan de nuestras mentes a borbotones, realmente estamos atrapados por el mensaje que proclamamos, y sobre todo en ese momento nos inunda un deseo genuino, un deseo ferviente de que nuestro Señor Jesucristo sea glorificado y que las almas de los oyentes sea edificadas, sean bendecidas. Pero sabemos que esto no siempre se experimenta en el mismo grado.