Los puritanos nos muestran cómo afrontar las pruebas. Piensa en los hermanos escoceses, Ebenezer y Ralph Erskine. Además de las controversias religiosas que aguaron el gozo en su ministerio durante veinticinco años, los hermanos soportaron mucho dolor en el plano doméstico.
La primera mujer de Ebenezer Erskine falleció a los treinta y nueve años; su segunda mujer tres años antes de su propia muerte. También perdió a seis de sus quince hijos. La primera mujer de Ralph Erskine falleció a los treinta y dos años y perdió nueve de sus trece hijos. Los tres hijos que llegaron a adultos todos entraron en el ministerio, pero uno ayudó a la expulsión de su propio padre.
Los Erskine entendían bien que Dios tiene, como dijo un puritano, “un sólo Hijo sin pecado pero ninguno sin aflicción”. Sus diarios, muy típicos de los puritanos, están llenos de la sumisión a Cristo en medio de la aflicción. Cuando su primera mujer estaba en el lecho de muerte y varios de sus hijos acababan de fallecer, Ebenezer Erskine escribió:
La vara de Dios está sobre mi familia por razón del gran sufrimiento de mi querida esposa, sobre la cual el Señor pone Su mano, y sobre la cual todavía con gran peso. Pero ¡oh! quisiera proclamar alabanzas por Su libre gracia, que me ha visitado de nuevo inmerecidamente en este día. Ha estado conmigo tanto en secreto como en público. Pude oler los olores dulces de la Rosa de Sarón, y mi alma fue refrescada con una nueva visión de Él en la excelencia de Su persona Emmanuel, y en la suficiencia de Su rectitud eterna. Mis esperanzas debilitadas son revividas con la visión de Él. Mis cadenas son aflojadas, y mis cargas de aflicción se aligeran cuando aparece…”Aquí estoy, deja que haga en mi lo que bien le parezca.” Si me llama para que vaya donde crece el Jordán, ¿por qué no, si es Su santa voluntad? Solo sé conmigo, Señor, y deja que tu vara y tu callado me reconforten, y así no temeré ir por el valle de dificultades, sí, a través del valle de la sombra de muerte.39
Podemos aprender de los puritanos que necesitamos aflicción para hacernos humildes (Deuteronomio 8:2), para enseñarnos lo que es el pecado (Sofonías 1:12) y para llevarnos a Dios (Oseas 5:15). “La aflicción es el polvo de diamante que el cielo utiliza para pulir sus joyas”, escribió Robert Leighton. Timoteo, piensa en la vara de aflicción de Dios como Su medio para escribir la imagen de Cristo más enteramente en ti, para que puedas ser un participante de Su rectitud y santidad (Hebreos 12:10–11). Deja que tus pruebas te muevan a andar en fe y a que te desaten del mundo. Como Thomas Watson escribió, “Dios quiere que el mundo como un diente suelto que puede quitarse de un tirón, ya no nos moleste.” Lucha por la gracia que permita a la aflicción elevar tu alma al cielo y allane tu camino a la gloria (2 Corintios 4:7).
Si en este momento estás sufriendo profundas pruebas, aprende de los puritanos a no sobrestimar esas pruebas. Lee Ánimo en la Depresión de William Bridges, Un Cristiano Mudo Bajo la Vara de Thomas Brooks y Un Junco Magullado de Richard Sibbes. Recuerda que la vida es corta y que la eternidad es para siempre. Tú eres joven, aunque para ti también, los puritanos aconsejan acertadamente: Piensa en tu futura corona y la eterna comunión con el Dios Trino, los santos y los ángeles más que en las tribulaciones temporales. Como John Trapp escribió, “El que va de camino a ser coronado no necesita preocuparse por un día lluvioso”.
Aquí eres simplemente un arrendatario; una mansión te espera en la gloria. No desesperes. La vara del Pastor está sujeta por una mano de amor paternal, no por una mano de juicio punitiva. Piensa en Cristo en tus aflicciones – ¿no fueron las suyas peores que las tuyas, y no era el completamente inocente? Considera como Él persevera por ti, como intercede por ti, como te ayuda a alcanzar los objetivos que tiene para ti. Al final, Él será glorificado a través de tus aflicciones. Como John Bunyan dijo sabiamente,
“Los hijos de Dios son como campanas; cuanto más fuertes los golpean, mejor suenan.”
Dios usará tus pruebas para hacerte un mejor predicador también, como lo hizo con los puritanos. George Whitefield escribe:
Los ministros nunca escriben o predican tan bien como cuando están bajo la cruz; el Espíritu de Cristo y de la gloria descansa en ellos. Sin duda, esto es lo que hizo a los puritanos …luces tan ardientes y brillantes. Cuando fueron desterrados por la ley oscura de Bartolomé [la ley de la Uniformidad de 1662] y expulsados de sus ocupaciones para predicar en graneros y campos, las carreteras y las esquinas, escribieron y predicaron de una manera especial como hombres con autoridad. Aunque fallecidos, hablan todavía a través de sus escritos; una unción peculiar les espera en esta hora.40
Esa “unción peculiar” a la que Whitefield se refiere es una unción experimental centrada en Cristo que se deriva de aprender el arte del contentamiento en la escuela de la aflicción. Bajo la aflicción, los puritanos experimentaban un rico contentamiento y consuelo espiritual en Cristo; nosotros deberíamos hacer lo mismo, Timoteo. Lee El Contentamiento Cristiano: Una Joya Rara de Jeremiah Burroughs. Te enseñará cómo transformar las pruebas en contentamiento. Entonces, la próxima vez que seas golpeado en tu ministerio por otros, Satanás o tú propia conciencia, en lugar de quejarte, lleva esos golpes a Cristo y pídele que, por Su Espíritu, los santifique para que puedas ser modelo de contentamiento espiritual para tu rebaño.
39 Donald Fraser, La Vida y el Diario del Reverendo Ebenezer Erskine (Edimburgo: William phant, 1831), capítulo 6.
40 Obras (Londres: para Edward y Charles Dilly, 1771), 4:306–307.
Beeke, J. (2011). Aprende de los Puritanos I. En T. K. Ascol (Ed.), Querido Timoteo: Cartas sobre el ministerio pastoral (pp. 154–156). Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia.
Publicación realizada con previa autorización de Publicaciones Faro de Gracia