Hoy día se habla mucho de la unción. Se han escrito canciones, se han publicado libros, se hacen campañas y servicios especiales de unción.
Un sin número de predicadores hacen énfasis constante en la unción, y de cómo es que se consigue o se obtiene más unción. Hasta se mide cuan bueno es un predicador en términos de “cuanta unción tiene”.
Si se hiciera una encuesta a través de la comunidad cristiana postulando la pregunta; ¿qué es la unción? Probablemente, las contestaciones serían tan variadas como la cantidad de personas que contestaron la pregunta.
Unos dirían que la unción es la manifestación poderosa del Espíritu. Otros dirían que la unción es esa fuerza o energía que uno recibe del Espíritu. Otros hablarían de manifestaciones esotéricas como “caer en bendición”, “hablar en lenguas”, “danzar en el Espíritu”, echar aceite por las manos, ver visiones, oír la voz de Dios, o ver ángeles.
Otros identificarían la unción con el nivel de consagración, o sea entre más oración, ayuno y retiros, más unción. Otros dirían que la unción es el don especial que Dios le da a un predicador para poder hacer grandes maravillas, como sanidades, profetizar, etc.
Y si preguntásemos, ¿cómo es que se recibe la unción? Habría también un sin número de contestaciones, y con mucha probabilidad, la mayoría estarían basadas en las opiniones de cada persona, excepto en la Palabra.
La triste realidad es que la teología de la unción que se enseña hoy en muchas iglesias no proviene de la Palabra sino de las diferentes experiencias de cada persona, y aún más, de diferentes publicaciones de falsos ministros y profetas.
Uno de ellos es Benny Hinn, quien por décadas se las ha ingeniado para engañar a multitudes de personas mientras que él se hace más y más rico cada día. Hinn es el autor de uno de los libros más famosos en el mundo que habla sobre este tema.
El libro lleva el título, “La Unción”, en el cual Hinn describe el momento en que recibió la “unción” en una de las reuniones de Kathryn Kuhlman de la siguiente manera (la siguiente cita es una traducción del inglés al español):
“Mientras estaba de pie allí, en adoración continua al Señor, abrí mis ojos para mirar a mi alrededor pues repentinamente sentí una corriente de aire. Era gentil y suave, como una brisa… La brisa inusual que sentí era más bien como una ola. La sentí que me bajo por un brazo y me subió por el otro. Sentí que actualmente se movía… Por lo que se sintió como diez minutos, las olas de ese viento continuaron pasando por encima de mí. Y entonces sentí como si alguien hubiese arropado mi cuerpo en una sábana pura – una sábana de calor.”[1]
Desafortunadamente, este libro se ha convertido en la “biblia” de la unción para muchos, y junto con su antecesor, “Buenos Días Espíritu Santo”, han venido a ser la fuente de inspiración para muchos cristianos del día presente y han influenciado muchos otros libros y publicaciones sobre este mismo tema.
Pero, si examinásemos detalladamente lo que las Sagradas Escrituras enseñan y lo comparásemos con lo que se predica y enseña hoy en muchos lugares acerca de la unción, ¿pasaría la prueba?.
¿Estarán las enseñanzas populares, como las de Benny Hinn y otros predicadores similares, acerca de la unción a la par con la Palabra? O ¿Será posible que la iglesia se haya desviado de tal manera de la Escritura, que la doctrina de la unción en la mayor parte iglesia moderna en comparación con la Palabra es prácticamente irreconocible?
En las próximas dos partes de este artículo, consideraremos en detalles lo que enseñan sobre este tema, respectivamente, el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, y observaremos como se aplica a la vida del cristiano. Al final lograremos contestar la pregunta, ¿Qué es la Unción?.
[1] Benny Hinn, The Anointing (Kindle Location 300). Kindle Edition.