“El sexo y el dinero” (2014), Sex & Money en inglés, es el título del pastor y presidente de Paul Tripp Ministries, Paul David Tripp, publicado en español por editorial Publicaciones Faro de gracia. En él, se propone exponer de manera teológica y práctica la reiterada actitud de la sociedad, de intentar buscar en el sexo y en el dinero aquello que no pueden dar. Su conclusión final, es que lo que el hombre necesita es una respuesta acorde a su necesidad. ¿Cuál es la necesidad principal del hombre? Esa pregunta es el primer eslabón del libro.

“Me entristece pensar que en cuanto al sexo y el dinero aún caemos en el legalismo que dice que si organizamos la vida de las personas, les damos el conjunto reglas correctas y las conectamos a sistemas eficientes de supervisión, podemos librarles de su desvarío por el sexo y el dinero” (pg. 11, Prefacio) El pastor Tripp hará hincapié en demostrar que el problema del sexo y el dinero está presente en todo tipo de persona, incluyendo los creyentes. Esto debido a que afirma que el sexo en sí no es pecaminoso, el dinero en sí, no es pecaminoso, al contrario, ambas son bendiciones maravillosas de Dios si están acorde a su voluntad y diseño, por lo que el verdadero problema, no es ni el primero ni el segundo, sino algo transversal a toda la raza humana desde la gestación de cada individuo: el pecado en el corazón.

“Nuestro conflicto con el pecado sexual no es primero un conflicto con el entorno en el que vivimos o con la gente cerca de nosotros. Nuestro conflicto con el pecado sexual [y el dinero] revela la oscura y necesitada condición de nuestros corazones.” (pg.40) Cuando alude a las palabras de Jesús, Paul Tripp expone claramente que el Salvador nunca amparó una justificación de nuestro pecado como causa del entorno que nos rodea, o de la vida que nos tocó vivir, nuestro Señor es tajante en decir que lo que contamina al hombre, viene de su interior, de lo que sale de él. Este es el punto central de la obra, personas abundantemente necesitadas, buscando en el sexo y el dinero, lo que estos no pueden dar, pero arrancando por naturaleza de aquella única persona que suple cada una de las necesidades del ser humano, no sus deseos egoístas.

La gracia, satisface, los placeres, dejan vacío. El gran consuelo y socorro del creyente se encuentra en su identidad inmerecida: “No hay situación, relación, lugar ni dificultad en la cual estés solo. No, tu vida ha sido invadida por el Salvador, el Rey, el Cordero, el Capitán y victorioso Jesucristo. Él es tu vida espiritual, tu poder, tu sabiduría y tu esperanza[…] El regalo más maravilloso de Dios para nosotros no es una cosa; es una persona”. Frente a todo esto, Paul David Tripp cierra su argumento diciendo: “Nuestra necesidad era tan grande, nuestra batalla con el pecado tan profunda, que Él sabía que lo único que podría ayudarnos era ÉL mismo.” (pg. 226)

Puede que tú, estimado lector de esta reseña, te consideres una persona ajena a estos temas, una persona impune ante estos pecados, sin embargo el problema no son esos pecados, el problema es el pecado, y eso te incluye a ti y tu corazón. Tú también necesitas el Evangelio diariamente, tú también requieres depender de la gracia que satisface , tú también estás perdido si no es por la única persona que puede cambiarte para su gloria, Jesucristo. Debes saber que ni el dinero ni el sexo tienen el poder de cumplir lo que prometen cumplir.

Como afirma el autor en cuanto al sexo y el dinero: “[…]no hay que buscar muy lejos para ver que en ambas áreas tenemos grandes problemas. […]Ambas funcionan hoy, en la cultura que nos rodea, como solventes espirituales que devoran las fibras mismas de la cultura y las sociedades. Ambas tienen el diverso poder de dominar tu corazón y al hacerlo, determinar el rumbo de tu vida. Ambas te dan la sensación de que tú tienes el control a la vez que progresivamente se convierten en el amo que te encadena y te pone bajo su control.” (pg. 5) Si eres alguien que se considera ajeno, libre de propensión o alejado de estos temas, este libro sin duda es para ti.  

Dedicando páginas a la exposición de casos reales de su vida ministerial, el pastor Tripp hace vívida la realidad y la locura obsesiva con el sexo y el dinero, en la que se encuentra la sociedad. Dedicando la mitad del libro al tema sexual, lo aborda de manera práctica, en ocasiones vívida, al igual que con la otra mitad del texto, dedicado al dinero. Una y otra vez se enfatiza en que la respuesta al problema – plenamente abordado por el autor – no se encuentra en esfuerzos humanos, ni en mantras, ni siquiera en convicciones de auto superación, sino en una persona, Jesucristo.

Una y otra vez se destaca el hecho de que cada pecado es una descarada acción por querer ser Dios, por tomar Su lugar, por considerarse más sabio que Su sabio consejo, por considerarse más acertado en las propias palabras que en La Palabra misma de Dios. Todo pecado es un retorno al Edén caído, todo pecado viene del querer ser Dios.

Si Dios prohíbe el sexo, yo creo que Dios está egoístamente limitando mis placeres, si Dios me llama a depender de Él en vez del dinero, Dios debe ser un ignorante en cuanto a lo mal que está la economía. ¡Esa es la exposición misma de la insensatez! Todo pecado es el hombre tomando el lugar que le pertenece únicamente a Dios. ¿Es grave? Gravísimo. ¿Hay solución? El autor la define como supremamente más grande que el problema, el Hijo mismo de Dios. Todos los placeres dejan vacío, la gracia, satisface.