«Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.»
Deuteronomio 4:24
Cuando leí por primera vez que Dios era Celoso, me pareció algo tan ajeno basado en cómo eran mis celos, pues leía en Gálatas cómo Pablo les dice que estos eran obra de la carne y contrarias al espíritu. Entonces me preguntaba: ¿Cómo Dios sin esconderlo o encubrirlo de nosotros se presenta a sí mismo como Dios Celoso?
Dios afirma que es Celoso, y no lo esconde, y no es algo que nosotros debamos defender de Dios, sino declararlo al mundo como Él lo declaró de sí mismo.
«Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.» Éxodo 34:14 Esta verdad se encuentra escrita incluso con mayúscula en mi Biblia, este atributo de Dios está arraigado en la persona misma de Dios, por lo que no se puede separar el ser Dios de el ser Celoso.
Del diccionario RAE tenemos:
celo (Del lat. zēlus, ardor, celo, y este del gr. ζῆλος, der. de ζεῖν, hervir)
Este resultado en el que vemos que «Celo» se define como «ardor» en el latín y en el griego «hervor», es por lo que en Deuteronomio 4:24 comienza diciendo que «Dios es fuego consumidor», luego dice, «Dios Celoso».
Wayne Grudem lo dice así: La Biblia presenta a Dios como celoso de esta manera. Continua y fervientemente procura proteger su honor.¹
Dios es Celoso con todo derecho porque Él no está dispuesto a compartir su lugar de supremacía en el universo con nadie, Él es el único digno de recibir adoración, Dios no acepta que se le sirva a Él y que al mismo tiempo intentemos servir a otros «dioses», no tolerará que se le niegue el respeto que merece ni la gloria que le pertenece; es decir, Dios no es celoso de lo ajeno sino de lo propio. En el caso de Dios esto es correcto porque Él es dueño de todo, tiene todo el derecho, Él puede reclamar toda la gloria, alabanza, adoración, fuerzas, mente, corazón y todo lo que existe.
Si alguien desea otro «dios» en lugar del Señor entonces no tendrá parte con el Dios verdadero, por ello recordemos:
«Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad (en totalidad) y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.» Josué 24:14-15
No se puede servir a dos señores – dijo Jesús, pero si alguno osa intentarlo se nos dice:
Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien.»
Josué 24:14-15, 19-20.
Me cautiva que en otras versiones dice «después de que les ha hecho tanto bien«.
Ahora, hay quienes pueden predicar de manera errada que Dios es celoso diciendo: «Traes a Dios tan enamorado de ti que tiene celos – como dicen en México – lo traes cacheteando la banqueta».
Esto no puede ser más errado, Dios es Celoso porque se indigna de ser tomado en poco, no es que esté celoso por «nuestro gran valor» sino por quién Él es. Dios lo demanda todo porque todo es suyo.
Así nosotros debemos tener celo en nuestro andar cristiano, no tolerando la falta de respeto a Dios. Jesús mismo cuando llegó al templo y vio a las personas que iban a presentar ofrenda a Dios, a aquellos que venían de lejos y buscaban presentar adoración a Dios eran abordados por cambistas y abusaban de ellos vendiéndoles la ofrenda a precios elevados, haciendo mercadería de ello; dice Mateo 21:12-13:
«Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.»
Quizás pienses que para Dios es muy obvio que esto sea posible, y para Jesús, pues Él mismo es Dios, pero estoy recordando a un hombre de entre muchos, del cual Jesús dijo las siguientes palabras: «Él era antorcha que ardía y alumbraba…» Juan 5:35
Sí, lo recuerdas bien, hablaba de su primo Juan, el bautista. Anhelo así pueda decir de nosotros, pero siempre recordando que todo se trata de Él.
[1] Wayne Grudem, Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (Miami, FL: Editorial Vida, 2005), 94.