Unas de las principales características del pueblo evangélico es el total desconocimiento de la historia de la Iglesia, es irrisorio no conocer nuestras raíces y como fue desarrollándose el cristianismo en la edades de la humanidad.

Es por eso, que nos vemos obligados a convocar e instar al pueblo cristiano a indagar las evidencias históricas de nuestra fe. Un porcentaje mayoritario de las congregaciones cristianas protestantes desconocen las etapas vividas por la fe cristiana. Eso se ve reflejado en las conversaciones y sermones que domingo tras domingo se entregan en las congregaciones evangélicas. Esta paupérrima realidad es aún más patente en nuestros países latinoamericanos.

Somos por cultura pueblos distantes de los libros, alejados de la investigación e indiferentes al desarrollo intelectual de las Iglesias. Tristemente muchos líderes eclesiásticos quieren tener a los feligreses en la más absoluta oscuridad y de esa manera seguir con sus dogmáticas enseñanzas que no tiene relación alguna con la historia del cristianismo bíblico. No hay duda que detrás de sus palabras, se esconden deseos lucrativos y de generación de poderes.

Muchos enseñan erradamente “Que la mucha letra mata”, Qué querrán decir detrás de tan distorsionadas y malas interpretaciones de estas palabras. Es Dios quién anhela que su pueblo navegue en un mar de ignorancia, Dios es quién desea que su Iglesia se destaque por el desconocimiento bíblico y de la historia del cristianismo. Es necesario recordar que la verdadera fe, no deja de lado la razón y por ello debemos entender que somos seres dotados de razón. Por lo que necesitamos indagar, buscar, escudriñar y descubrir las verdades de la Historia Eclesiástica.

 El pueblo de Dios perece por falta de conocimiento, encontramos en las Sagradas Escrituras un descriptivo versículo que nos da mayor claridad “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento…” Oseas 4:6.

La Palabra del Señor, nos invita, mejor dicho nos ordena imperativamente obedecer el siguiente mandamiento: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” Juan 5:39.

También es necesario escudriñar los textos históricos que nos permitirán conocer nuestras raíces, es decir, cómo surgió y se desarrolló el cristianismo en la Historia de la Humanidad.

Por ello utilizaremos este espacio para investigar, descubrir, conocer y aprender las Grandes verdades del Cristianismo.