Iglesia hispana, tienes un llamado a despertar
La iglesia actual también necesitamos despertar y estar apercibida. Este es el llamado que en pocos días se llevará acabo en la primera pre-conferencia en español de Together for the Gospel.
La iglesia actual también necesitamos despertar y estar apercibida. Este es el llamado que en pocos días se llevará acabo en la primera pre-conferencia en español de Together for the Gospel.
Cristo se mantuvo firme en todos los sentidos cuando la tentación se amontonaba y amontonaba sobre él. ¡Él es un verdadero campeón!
5:32 —Después de un llamado a la adoración dirigido por el Dr. Clayton Erb,…
El hecho de que usted está sufriendo, no significa que haya fracasado. Cuando usted esté parado ante Cristo, él no dirá: “bien hecho buen siervo y popular”.
Voy a dirigir nuestra atención a esta noche el libro de Malaquías. Y detrás de eso, hay una historia.
Nota: A lo largo de la semana, estaremos publicando las sesiones generales,…
"Denme cien hombres que no temen más que al pecado y no deseen más que a Dios y cambiaré el mundo", fueron las palabras de un predicador llamado John Wesley (1703 - 1791).
Por primera vez en Puerto Rico, este fin de semana, se celebrará la primera conferencia nacional “Volvamos a la Palabra” del ministerio ReformaDos, en Caguas, Puerto Rico. He visto la necesidad que tiene Puerto Rico, así como Latinoamérica, de una nueva reforma.
Uno de los temas más olvidados en estos días en algunas iglesias es la importancia de la Palabra de Dios. Es imposible que una iglesia sobreviva si no cuenta con el alimento necesario. Quienes olviden la importancia de la Palabra de Dios y la importancia de una Predicación fiel a Las Escrituras poco se conviertiran en un sinagoga de satanás.
Uno de los elementos más misteriosos de la predicación es la obra del Espíritu Santo en el acto de predicar. hay ocaciones en que las predicadores experimentan una libertad inusual en el pulpito, las ideas brotan de nuestras mentes a borbotones, realmente estamos atrapados por el mensaje que proclamamos, y sobre todo en ese momento nos inunda un deseo genuino, un deseo ferviente de que nuestro Señor Jesucristo sea glorificado y que las almas de los oyentes sea edificadas, sean bendecidas. Pero sabemos que esto no siempre se experimenta en el mismo grado.