Catalina de Bora —Katharina von Bora en alemán— nació en 1499, en la ciudad de Lippendorf, Alemania. Su encuentro con el reformador religioso alemán, Martin Luther, sucedió en el año 1524, cuando doce monjas se rebelaron en contra de los rigores impuestos por el monasterio Nimbschen.

De origen noble, las familias de estas mujeres no las ayudaban, sino que las obligaban a someterse porque eran “las novias de Cristo”. Durante siglos, muchas jóvenes fueron constreñidas a tomar la vida monástica sin desearlo, sin tener vocación alguna. A menudo las mandaban al monasterio porque los padres no tenían posibilidades económicas para casarlas.

El 31 de octubre 1517, el teólogo Martin Luther, clavando sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, partió a Europa en dos. Ese fue el acto de nacimiento de la Reforma Protestante. Las doce monjas de Nimbschen le escribieron al reformador para pedirle auxilio, ya que, desde los primeros años del movimiento, un gran número de monjas y monjes se unieron a Luther para deshacerse del celibato sin ser renegados.

En el caso de Nimbschen, Luther consideraba que las peticiones de las monjas eran muy importantes y que podían tener valor simbólico. Él mismo tomó las riendas de la operación de salvación de “las doce novias de Cristo”. Las llevó a Wittenberg y cuidó de ellas para casarlas lo más pronto posible, según ellas desearan. Katharina von Bora fue la única que no encontró esposo. Engañada por las promesas de un aristócrata, negó las insinuaciones de un pastor. Luther le aconsejó que bajara las pretensiones. Con calma, Katharina le confesó que preferiría convertirse en su novia. El reformador se quedó asombrado. Consultó a sus amigos y vió la oportunidad de casarse.

Bajo el pretexto del espíritu caritativo, a los 42 años Martin Luther toma por esposa a Katharina von Bora, el 13 de junio 1526. Aunque él era un monje excomulgado y ella una monja que escapó de un monasterio, pidieron la bendición de la Iglesia. El gesto fue calificado como una extravagancia por sus adversarios. Su alojamiento en el monasterio agustino (regalo del príncipe Frederic de Saxa) representó un nuevo reto para la pareja. Katharina demostró su inteligencia y sentido práctico haciéndose cargo del monasterio, de las cosas materiales, transformando aquel lugar en una pensión para la familia. En ocasiones de enfermedades, ella transformaba el monasterio en un hospital. Ella apoyaba a su esposo en su ministerio, administraba la casa, se dedicaba a leer y meditar en la Biblia.

Fue una buena ama de casa, ocupaba su tiempo en el cuidado de los caballos y en la apicultura. Demostró ser una esposa fiel, regalándole seis hijos a Luther, quien los trató con cariño y ternura. En su vida no faltaron las aflicciones, pues de sus seis hijos, dos niñas murieron a una edad muy temprana.  Katharina tuvo una gran influencia sobre su esposo, y su matrimonio es considerado como un modelo de la familia cristiana para los luteranos. Katharina von Bora vivió seis años después de la muerte de su esposo y murió en el año 1522, en Toegau, a la edad de 53 años tras sufrir un accidente.

Como esposas cristianas, podemos imitar a Katharina: someternos a nuestros esposos, leer la Biblia y meditar todos los días en la Palabra de Dios, ser compañeras de nuestros cónyuges, y estar siempre al lado de ellos apoyándolos en el ministerio. Debemos ser buenas administradoras de nuestras casas, vivir para la gloria de Dios y complacerle, aunque el mundo nos desprecie.


Referencia bibliográfica: Femei celebre por Arina Avram. (Romanian edicion).