A lo largo de mi corta vida matrimonial, he aprendido varias lecciones del Señor, algunas por las buenas y otras por las malas, algunas en sabiduría y otras por dolorosas experiencias.

No pretendo escribir esta serie de artículos considerándome un esposo ejemplar. Esto, aunque es mi deseo, todavía está muy lejos de serlo.

He asistido a más de quince cursos para matrimonios en los últimos siete años y he leído varios libros sobre este tema con el propósito de ser un buen hombre para Dios y un buen esposo para mi esposa. Sin embargo, noté que muchas de las enseñanzas sobre el matrimonio son algo deprimentes o a veces nos dejan un mal sabor acerca del matrimonio. Las personas salen de los salones diciendo “en qué nos metimos”, “te dije que no te casaras”, “lo ideal es muy bonito pero lo real no tanto”.

Gracias a Dios he convivido con algunos matrimonios muy ejemplares y he aprendido de algunos varones experimentados. Suelo preguntar al final de mi estadía con cada matrimonio ejemplar, lo siguiente: ¿Qué consejo me das sobre el matrimonio?

He notado, al juntar todas sus respuestas, que sus consejos no son nada parecidos a lo que escuché en muchas enseñanzas, sus consejos eran muy prácticos y reales. Además, todos tenían algo en común, que es lo que deseo compartir contigo.

¡El matrimonio es disfrutable!

Es cierto que en el matrimonio sufriremos porque…

  • Nuestra voluntad ya no es solo nuestra.
  • Porque las responsabilidades son muchas y se hacen cada vez más grandes.
  • Porque se nos manda a amar y perdonar incondicionalmente.
  • Porque nuestro cónyuge sigue siendo un pecador.

Hay infinidad de razones por las que muchos matrimonios sufren y no deseo ser indiferente, de hecho podría hacer la lista de arriba más larga. Pero deseo enfocarme en lo disfrutable del matrimonio, no sin antes dejar en claro algo: el Evangelio es el centro.

Se podría decir que el Evangelio es la cisterna que provee de agua para todo el jardín que es el matrimonio, sin el Evangelio en el centro, poco a poco la ilusión y la pasión desaparecen y el jardín se va marchitando y muriendo. Pero si el Evangelio está en el centro del matrimonio, podemos ver el jardín embellecer, madurar y dar fruto.

El matrimonio es una institución puesta por Dios, quien nos ha provisto de un ejemplo para todo matrimonio saludable. El amor de Cristo por su iglesia, hasta morir, es el modelo de amor que Cristo desea ver en los esposos, un amor sacrificial, incondicional, sin egoísmo y centrado en la adoración a Dios.

Mis primeros días de casado

Recuerdo que una semana antes de mi boda pensaba en que por fin podría pasar un día entero con mi amada Denisse. No solamente un día, sino toda la vida, y eso me entusiasmaba tanto. Pensaba que ahora sí podríamos viajar con libertad por todas partes del mundo. Pensaba en el esfuerzo que haría para poder proveer un hogar para mi familia, en las tardes que podríamos ver el atardecer juntos, los tiempos de oración juntos, las lecturas, todo esto me llenaba de entusiasmo y alegría.

Pero al pasar los años me fui acostumbrando a tanta bendición. Las rutinas y los silencios largos se hicieron muy comunes. Al asistir a conferencias, seguía escuchando el mismo mensaje de “ya te casaste, ahora esto va a ser una lucha”. Esto no tiene por qué ser así. Es cierto que el entusiasmo juvenil de los primeros días se va perdiendo con los años, pero esto no significa que se deba perder el disfrute del matrimonio y el gozo de tener a la persona que amas a tu lado.

“Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:18-19).

“Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto” (Cantares 2:14).

Es el deseo de mi corazón poder pasar un tiempo contigo y comentarte, como un buen amigo, algunas buenas costumbres o hábitos matrimoniales que hemos aprendido a cultivar junto con mi esposa. Esta serie está dirigida a hombres principalmente, pero también hay muchos principios bíblicos que pueden ser de bendición para esposas.

En los siguientes artículos estaré compartiendo cinco hábitos saludables  y prácticos para todo matrimonio cristiano que te ayudarán a disfrutar más de esta bendición que es estar casado, y también conoceremos por qué el matrimonio es considerado locura por muchos en nuestro tiempo.

Separa un tiempo cada semana para que puedan leer esta serie juntos.