Cuando pienso en lo que encuentra una persona que ha sido abusada sexualmente, en la persona y obra de Jesús, puedo nombrar 3 cosas:
“Jesús entiende…”
Primero. Tú corres hacia alguien que entienda lo que vives, Jesús sufrió abuso físico, Él sufrió el rechazo humano, Él sufrió injusticia bruta.
Él sabe lo que es sufrir el tipo de violaciones que tú sufriste.
“Lo que tiene para ti es…”
En la segunda cosa que pienso, es en que tu abuso asalta tu identidad, asalta tu sentido de quién eres en un nivel muy profundo. Sin embargo, uno de los regalos de la obra de Cristo es una maravillosa nueva identidad, una identidad que no está arraigada en cosas que se me han hecho, en cosas que he logrado, en lugares, en situaciones ni en personas. Sino que es una identidad que está arraigada en Su amor y en Su gracia, que nunca fallará.
“El consuelo de la cruz…”
Sufrimiento, identidad y luego vergüenza. La vergüenza es uno de los más tristes legados a largo plazo dejado por un abuso. Me siento marcado, roto, me siento como si todos supieran que en mi interior estoy absolutamente destrozado.
La Biblia dice que Jesús no solo llevó nuestros pecados sino que también llevó nuestra vergüenza. Hay ayuda para las personas que han vivido en este mundo silencioso y oscuro, lleno de vergüenza, para que se encuentren con el que destruyó esta vergüenza y sean libres de ella.
“Dos realidades reales…”
Una idea dramáticamente falsa acerca del abuso sexual es que este es UN evento en UN tiempo. El abuso sexual, al contrario, es un muy extenso proceso, tiene un legado a muy largo plazo, porque no es solo con el acto sexual y el abuso físico con lo que estoy luchando, sino con la forma en que mi corazón ha sido asaltado en los niveles más profundos imaginables. Ha asaltado mi identidad, ha asaltado mi habilidad de confiar, ha asaltado mi significado y mi propósito, ha asaltado mi idea de lo que es el bienestar.
Y eso no se va, y eso vive conmigo y trabaja en las áreas que más temo de mi vida. Es ahí donde necesito sanidad, es ahí donde necesito ayuda para que así mi corazón pueda ser restaurado, y así poder vivir como Dios me destinó que viviera. Ese es el legado del abuso sexual. Y ese es el por qué la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo es tan emocionante y tan esperanzadora. Porque lo que el Evangelio me prometió, es un nuevo corazón.
Traducción del recurso Sexual Abuse | Paul David Tripp