Como vimos en la primera parte, sabemos que toda persona se sujeta a cierto conjunto de creencias que rigen su ser interior. Estas creencias pueden ser sacadas de sus experiencias, opiniones propias o ajenas, etcétera. Teniendo esto claro, revisaremos 4 razones por las cuales la Iglesia tiene sus propios credos y confesiones.
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La confesión es para vida
Mateo 10:32 nos explica que la confesión clara, establecida y específica delante de las personas está conectada con la redención que Cristo nos dio. “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos”. La confesión coherente con la Escritura es señal que hemos sido conocidos por Dios, nadie que ame a Dios puede estar en incertidumbre con respecto a qué creer. También, Lucas 6:45 nos dice: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Nuestras palabras y declaraciones generales son tomadas de los recursos del corazón, nadie puede dar más de lo que tiene, y nadie que tiene un corazón vacío podrá realizar declaraciones llenas de vida y de sabiduría. Entonces, tesoro es para los hombres atesorar, repetir y enseñar los credos y confesiones, porque son sacados de la Palabra infalible de Dios.
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Resguardar la pureza doctrinal
Esteban de Vries nos dice que: “En su lucha contra los enemigos de afuera y contra los que enseñan doctrinas erróneas desde dentro, la Iglesia ha sido obligada a pronunciarse lo que cree y confiesa en virtud del contenido de la Santa Escritura”. La iglesia debe ser clara en lo que confiesa, porque en lo que confiesa milita, si milita no se avergüenza y si no se avergüenza tiene esperanza en quien ha creído. Este Dios poderoso no nos dejará en tinieblas, sino que seremos hechos semejantes a Él cuando hayamos perseverado hasta el fin. “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándolos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos”. La fe confesada en el credo no es una elaboración netamente humana. Dios mismo es quien nos ha revelado el dogma (compilación de creencias fundamentales) sobre el cual se ha parado la Iglesia contra todos los ataques de sus diferentes enemigos.
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Las confesiones dan unidad a la Iglesia
Los credos y confesiones se desprenden de la Escritura, de manera que nos hacen ser diligentes con respecto al estudio de la Palabra. Esto es para evitar obtener confesiones erróneas, que nos desvíen cada vez más de ser uno en Cristo. La verdad es algo muy importante, y la mayoría del tiempo la menospreciamos, pero Cristo es claro cuando le habla a los fariseos en Juan 8:32 “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. La verdad no nos hace esclavos del qué dirán, sino que nos permite unirnos con los que comparten la fe y alejarnos de los que confiesan a otro Señor. A pesar de la gran cantidad de denominaciones, aún permanece el elemento esencial salvífico que está presente en todas las iglesias sanas.
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Es un mandamiento
“Si confesares con tu boca que Jesucristo es el Señor…” (Romanos 10:9) Dios nos ordena que estemos confesando siempre delante de Él que Cristo es suficiente, Salvador de nuestras vidas y que el evangelio no sólo se manifiesta con hechos, sino también con palabras. El mandato de Dios es que confesemos con nuestra boca para salvación. ¿Es la salvación la repetición de una oración? Claramente no, la confesión diaria que nosotros debemos hacer tiene que ver con un corazón que está satisfecho en Cristo, por ende se auto-predicará en todo tiempo. Este recordatorio nos sirve para nunca olvidar cuál es nuestro propósito en este mundo: vivir una vida de santificación que exalta a Cristo.
Nuestra confesionalidad es importante, y es indispensable que sepamos lo que creemos y por qué lo creemos. La Iglesia de Cristo siempre se ha parado sobre afirmaciones fundamentales. La Iglesia ha prevalecido contra la carne, el mundo y el diablo porque sabe lo que cree, en quién ha creído y hacía dónde se dirige.
¿De nuestra boca sale vida, porque hemos considerado hablar conforme a lo que nos dice la Escritura y de acuerdo a lo que nos dice Pablo en Efesios 5:19? ¿La verdad de Cristo está siendo levantada sin vacilación, de manera que es la Verdad que está sobre las demás verdades? ¿La iglesia de hoy está totalmente capacitada para dar respuesta de su fe?
Material de Estudio: Confesiones de la Iglesia Reformada
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Encargada de la edición Ana Ávila