Durante esta semana el Papa Francisco ha estado en México en una visita que ha impactado al país. Los medios de comunicación, el gobierno y la sociedad mexicana han dado una notable atención a la visita de este mandatario y líder religioso.
México es el segundo país, después de Brasil, con más católicos en el mundo, acerándose a 93 millones de profesantes (INEGI). Y aunque se ha hablado de una crisis dentro del catolicismo, la realidad es que esta fe constituye una mayoría en la cultura mexicana.
Al ser evangélico protestante en un país como el nuestro, al plantar una iglesia en una sociedad católica y al compartir o discipular con el Evangelio a personas que crecieron con un trasfondo romano, es inevitable la pregunta ¿por qué los evangélicos no tenemos un Papa?
El llamado Santo Padre
Antes de tratar de responder a la pregunta en cuestión, vamos a definir el concepto del llamado Santo Padre. Siempre es sospechoso cuando alguien de la posición contraria intenta definir los conceptos con los que no se encuentra de acuerdo, por esto iremos a los Textos Fundamentales que el mismo Vaticano proporciona en su sitio web (vatican.va).
En primer lugar, la doctrina papal está basada en la relación entre Jesús y Pedro expresada de manera concreta en Mateo 16:18. De acuerdo con Juan Pablo II (Audiencia General del 25 de Noviembre de 1992) debe entenderse que en esta escritura Jesús instituye a la persona Pedro como piedra fundamental sobre la cual se construirá su Iglesia, compartiendo así el atributo de «roca» de Jesús con dicho apóstol.
[…] Dirigiéndose ahora a Simón, Jesús le declara que, gracias a su fe, don de Dios, él tiene la solidez de la roca sobre la cual es posible construir un edificio, indestructible. Jesús manifiesta también, su decisión de construir sobre esa roca un edificio indestructible, a saber, su Iglesia. […] Jesús, con la imposición de un nombre nuevo, hizo partícipe a Simón Pedro de su propia cualidad de cimiento. Entre Cristo y Pedro existe una relación institucional, que tiene su raíz en la realidad profunda donde la vocación divina se traduce en misión específica conferida por el Mesías. […] En efecto, a ningún jefe religioso del judaísmo de la época se le atribuye la cualidad de piedra fundamental. Jesús, en cambio, la atribuye a Pedro. Ésta es la gran novedad introducida por Jesús. No podía ser el fruto de una invención humana, ni en Mateo, ni en autores posteriores
En segundo lugar, en el documento denominado Lumen Gentium (Luz de las Naciones), el cual es una constitución dogmática sobre el tema de la Iglesia, se reconoce en su Capítulo 1 punto 8 al Papa como sucesor de Pedro y gobernador de la Iglesia (junto con los Obispos):
Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él […]
Esto se debe al entendimiento de Pedro como designado por Jesús para liderar al grupo de apóstoles y aún más que eso, se entiende en Pedro y sus sucesores como centro de la unidad de la fe y comunión (Cap3 Punto 18):
Pero para que el mismo Episcopado fuese uno solo e indiviso, puso al frente de los demás Apóstoles al bienaventurado Pedro e instituyó en la persona del mismo el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y de comunión.
De la misma manera, se le atribuye al sucesor de Pedro como Vicario de Cristo, es decir, representante legítimo de Jesús mismo en la tierra (Cap3, Punto22):
Porque el Romano Pontífice tiene sobre la Iglesia, en virtud de su cargo, es decir, como Vicario de Cristo y Pastor de toda la Iglesia, plena, suprema y universal potestad, que puede siempre ejercer libremente.
Además, al Sumo Pontífice se le reconoce la cualidad de infalibilidad junto con los Obispos en el ejercicio de la enseñanza dogmática:
La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el Cuerpo de los Obispos cuando ejerce el supremo magisterio en unión con el sucesor de Pedro. A estas definiciones nunca puede faltar el asenso de la Iglesia por la acción del mismo Espíritu Santo, en virtud de la cual la grey toda de Cristo se mantiene y progresa en la unidad de la fe.
De esto podemos concluir con seguridad que la doctrina católico romana del llamado Santo Padre, se encuentra fundamentada en la interpretación de la relación entre Jesús y Pedro al cual se le atribuyen 5 características: (1) sucesor de Pedro, (2) gobernante de la Iglesia, (3) fundamento de la unidad de la fe y comunión, (4) vicario de Cristo e (5) infalible en su enseñanza dogmática.
Mateo 16:15-19
Ahora podemos pasar a explicar por qué los evangélicos no tenemos un Papa. La razón es bíblica. A diferencia de la teología católica, los evangélicos protestantes creemos que la Biblia es la única regla de fe y conducta, en ella encontramos, accesiblemente para todos, lo que Dios ha decidido revelarnos sobre quién es Él, quiénes somos nosotros y cómo podemos tener una relación con Él como su Iglesia.
Como ya se mencionó, el texto tradicional, aunque no el único, para sostener la doctrina Papal se encuentra en el Evangelio según Mateo 16:18:
18 Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.
Sobre este texto diremos algunas cosas. Para comenzar, el texto griego hace un juego de palabras con las palabras griegas petros y petras, siendo la primera piedra y la segunda roca: «Yo te digo que tú eres Pedro (petros) y sobre esta piedra (petra) edificaré mi iglesia».
De la misma manera se presume que en el Arameo, idioma hablado por Jesús, esta diferenciación no habría sido realizada al ser la misma palabra Cefas: «Yo te digo que tú eres Pedro (cefas) y sobre esta piedra (cefas) edificaré mi iglesia»
La teología evangélica protestante reconoce que el pasaje es dificultoso con tres posibles interpretaciones de la expresión «esta piedra»: (1) Jesús se refería a Pedro mismo, (2) la alusión es a la confesión de Pedro y (3) a Cristo mismo y sus enseñanzas.
La ESV Study Bible, editada por J. I. Packer, reconoce a la primera interpretación más certera. Sin embargo, no concuerda con las conclusiones últimas de la teología católica. De acuerdo con esta Biblia de estudio, los protestantes generalmente han entendido que este pasaje se refiere a Pedro, como representante de los apóstoles, en su función de proclamación de Jesús como el Mesías, constituyendo así el fundamento de los apóstoles (Efesios 2:20).
Los evangélicos no encontramos un sustento en este pasaje o en el resto de las Escrituras para hablar de una «sucesión de Pedro». De hecho, el liderazgo de Pedro va menguando conforme la Iglesia de Cristo comienza a extenderse. Pedro ocupa el liderazgo inicial en el libro de los Hechos, pero conforme avanza la narración de la Iglesia Pablo se convierte en la figura central. El NT está escrito en su mayoría por Pablo y no por Pedro.
Los evangélicos no creemos que el pasaje de Mateo 16:18 Jesús le atribuya una autoridad de gobierno mayor que al resto de los apóstoles. No hay una secuencia lógica en el pasaje de esto y el resto de la Biblia no permite esta interpretación. De hecho, en Gálatas 2:11-14 vemos a Pablo corrigiendo fuertemente a Pedro en público. Inclusive en el concilio de Jerusalén, es Jacobo el que da las palabras definitivas (Hechos 15:7-21)
Los evangélicos no entendemos que la Escritura señale a Pedro y sus supuestos sucesores sean el fundamento de la unidad de fe y comunión. La unidad de la iglesia es una obra del Padre (Juan 17:11), encuentra su fundamento en Jesús (Gálatas 3:28), es creada por el Espíritu y mantenida por la colaboración de cada creyente (Efesios 4:3), y se encarna en un estilo de vida comunitario más que en reconocimiento institucional (Hechos 2:44-45).
Los evangélicos no reconocemos el término vicario de Cristo como una idea bíblica. Este concepto implica que el sucesor de Pedro en turno, tienen la autoridad y facultades de Cristo en la tierra. Al partir Jesús prometió que no nos dejaría huérfanos, pero nunca se refirió a Pedro o los apóstoles como el complimiento de esta promesa. Jesús se refirió al Espíritu Santo (Juan 14:16-20). Es en su Espíritu que encontramos la presencia de Dios (Salmo 51:11), el convencimiento de pecado (1 Tesalonicenses 1:5), dirección de Dios (Hechos 13:2), fortaleza (Hechos 9:31), santificación (1 Pedro 1:2), entre muchas cosas más. Jesús no deja a su Iglesia en manos de Pedro, sino del Espíritu que obraba en los apóstoles y discípulos.
Por último, los evangélicos no creemos que el llamado sucesor de Pedro sea infalible en su enseñanza. Como ya lo hemos mencionado, Pablo corrige al mismo Pedro dado que su conducta no era de acuerdo con el Evangelio (Gálatas 2:11-14 ). Inclusive, unos versos después (.23) de la declaración de Pedro como la roca Jesús lo corrige llamándolo satanás y piedra de tropiezo (del griego skandalón).
La razón
Los evangélicos no tenemos un Papa porque no vemos esta doctrina en las Escrituras. Creemos, en verdad y amor, que la Iglesia Católico Romana está equivocada al reconocer como verdadero algo que Dios no ha mandado para su Iglesia. De hecho, reconocemos que esta enseñanza no solo es equivocada, sino dañina. Así como toda forma de adoración no bíblica es peligrosa, reconocer a una persona como sucesor de Pedro, gobernante de la Iglesia, fundamento de la unidad de la fe y comunión, vicario de Cristo e infalible en su enseñanza dogmática, significa separar a Jesús de su iglesia y colocar en medio a un hombre.
Si hay un gobernante, legitimado por una sucesión, el cual es la unidad de la fe, representante del Salvador en la tierra, e infalible en su enseñanza, entonces no necesito a Jesús, su Espíritu o revelación escrita en primera instancia. Lo que necesito es a dicha persona. Pero por qué alejarme de mi Salvador e interponer a un ser humano, cuando no encuentro esto en su Palabra, al contrario, en las Escrituras se encuentra al alcance la persona misma de Jesús. A través de sus palabras puedo tener una íntima comunión con Él, sin la intermediación de ninguna otra persona, en la iluminación de su Espíritu y la compañía de su pueblo. ¿Por qué tener a una pseudo imitación cuando puedo tener lo verdadero? ¿Por qué tratar de encontrar en un ser creado lo que sólo puedo obtener del Creador? ¿Por qué llamar a un extraño padre cuando el Padre se ha dado a conocer en el Hijo? Por esto los evangélicos no tenemos un Papa.